Mi pequeña de mirada triste


Hola mi pequeña de mirada triste, estoy segura que no leerás esto, pero quiero decirte que, así como eres, en ti hay una chica extraordinaria llena de misterios, de amor, calma y silencio, de suspiros que esconden un mar de pensamientos. Ven, toma mi mano, déjame tocar tu corazón y abrazarlo. ¿Me lo permites? Recuéstate en mi regazo y olvídalo todo. No es loco dejarte caer y luego recoger los trozos.

Mi pequeña sé que la carga es muy dura, me asusta verte tan frágil en medio de una realidad donde el caníbal es el arma mortal que te quiere atrapar. Me causa impotencia encontrarme tan lejos y no poderte liberar, pero nadie puede hacerlo. Quédate en mí, yo te necesito, no sobras aquí.

Eres mi princesa, una guerrera que desconoce que habita dentro de mí, quien con tan solo escuchar su voz me cambia la vida, pone en mi cara una sonrisa y en mi corazón un destello de alegría. Eres ese alguien que todos quisieran tener a su lado si pudieran ver lo que hay en ti, más allá de lo que se observa en el espacio, es decir, lo que se encuentra en ese corazoncito tierno que se esconde detrás de la máscara que han creado los daños.

Quisiera alejar esos fantasmas que te atormentan por las noches, que no tuvieras que enfrentarlos sola en medio de un pantano que desconoces o de arenas movedizas que amenazan con hundirte, desearía retirar de ti esas ganas de morir y devolverte la inocencia para verte feliz; bailar bajo la lluvia, esperando un nuevo mañana para seguir jugando con la vida sin sentir que se te escapa en medio de un sollozo ahogado que a tu alma desarma.

Me encantaría ser yo quien evitara tus lágrimas y borrar las sombras del espejo que no te dejan verte hermosa, callar esa voz para siempre, porque deforma tu imagen y engaña a tu mente; me encantaría verte abrazar la seguridad y simplemente, volver a comenzar sin mirar atrás.


Comentarios

Entradas populares de este blog

La estructura de tu corazón es valiosa

Lo estás haciendo bien

Carta a Dios