Carta para superar una despedida

Princesa: 

Hoy quiero hablarte al corazón y armar tus piezas una a una, pues he visto que la sonrisa se te escapó, y en su lugar vino una inmensa desesperación que te atrapó y se abrazó a ti apachurrando tu corazón; ahogando su voz. 

Anhelo rescatarlo de ahí y llevarlo hacia las aguas tranquilas del amor que lo tocan y lo sanan para desaparecer su dolor, pues no merece siempre estar gritando un ¡oh, no! ni detener las lágrimas que la tristeza provocó, ya que al hacerlo, ésta se eterniza levantando un hogar en tu pecho, en conjunto con los recuerdos que duelen por dos; esos que produce el adiós en contra del afecto que creó a un ser completo en autoestima y confianza mientras en él creyó, aún cuando ni ella creía en sí misma. 

Eso efectuó que el miedo poco a poco se desvaneciera, fortaleciendo la aceptación y paciencia, que se tradujo escribiéndose en el alma para que caminara con mayor seguridad que con la que inició, dispuesta a volar, arriesgar, caer y continuar, alcanzando los sueños del corazón, pese a sus heridas y, aunque, a veces, las fuerzas abandonen su interior, al pensar en los momentos que ahora ya no son y, al mismo tiempo, viendo el mundo como una p*rquería que hace guerra con la mente amenazando con marchitar tus entrañas y cayendo en el vacío que consigo trae temor. 

Debany Guadalupe Pérez Pérez 

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